jueves, 25 de octubre de 2007

era un buen collar

Era un buen collar el que vestía tu largo y hermoso cuello aquella noche.
Nunca descifré si era él quien te adornaba o era al revés. Tal vez él se sentía importante solo cuando tú lo llevabas puesto.
Radiante y elegante brillaba sobre tu piel, abriendo el camino a las miradas para que estas se deslizaran hacia tu escote. Tal vez aquel collar no era nada sin tu largo y hermoso cuello.
¿Y sí no era más que un par de piedras unidas por un hilo de seda, las cuales solo tenían sentido sobre tu cuerpo?
Pensándolo así, tal vez yo fui una piedra más de las tantas a las que adornabas. Tal vez yo fui parte de aquel buen collar al que sabias como vestir.

mi nena

Abro mis ojos y veo el desorden...un gran desorden. Botellas vacías, ropa, botellas a medio tomar, piernas, botellas rotas, cabellos, más botellas y más piernas. Cuáles son las tuyas...no lo se. Quién eres tu, no lo se. Qué hago yo aquí...menos aún.
El sol entra en el pequeño departamento y comienza a evaporar los alcoholes. El hedor invade el ambiente y desde el baño escucho a alguien vomitar.
Fiesta de mierda...si solo supiese cuál de todas estas eres tú.
Comienzo a mover los cuerpos buscando una cara familiar, pero la porquería que revuelvo no me es familiar, o al menos no quiero que lo sea.
Voy a la cocina y encuentro una pareja aún dormida. Separo con violencia al imbécil que te tiene agarrada del culo, pero aquella rubia de aspecto cadavérico no eres tu.
Cada vez más desesperado te busco por el lugar, despertando algún que otro borracho que me putea al pasar.
Perra traidora...de seguro te fuiste con aquel idiota que te insistió toda la noche con bailar. Puta.
Agarro mi saco, un par de aquellas botellas a medio tomar y encaro hacia la puerta.
Pero ahí estás, en un rincón, aún dormida. Alejada del resto, como queriendo no ser parte de todo esta basura. Sosteniendo con fuerza mi paquete de cigarrillos, como una señal, esperando que te rescate. Te vez hermosa.
Me acerco y te beso...despiertas y me preguntas si podemos ir a casa.
- Si nena...lo que tu quieras.

martes, 9 de octubre de 2007

Byron nunca me gusto

No puedo evitar decir que soy un romántico y que te extraño. Que me cago de asco cada vez que tomo estas pastillas y que cada vez que me emborracho con mi botella de alcohol me duele el hígado. Que mi nariz ya no aguanta otro soplo más y que los cigarrillos se consumieron mis pulmones.
Soy un romántico porque pienso que antes todo era mejor. Todo dolía menos cuando vos estabas. Cuando vomitaba siempre estabas ahí para sostenerme la frente y cuando lloraba fingías no verme para no avergonzarme. Soy un romántico por pensar en vos y en lo bueno de esos momentos.
Podría seguir diciéndote todas esas pelotudeces que se suelen decir cuando uno piensa que todo lo pasado fue mejor. O también, podría sentarme en mi puerta con mi botella a pedirle explicaciones a las parejas que pasen por la vereda para luego mandarlas al carajo y desearles lo peor. Pero no me dan ganas.
Nena soy un romántico y, como siempre te dije, los románticos dan asco.