Caminaba solo por la calle, cuando del otro lado, se me aparecieron tus fantasmas. Tenian puesto ese vestido azul que tanto me gusta, ese que deja al descubierto tus piernas. Llevaban un ridículo sombrero, que de seguro es nuevo, y el collar que alguna vez te regalé. Hermosos y elegantes, como lo eras tú, avanzan tus fantasmas. Hermosos y soberbios, como eres como tú, avanzan.
Ellos cruzan la calle y vienen hacia mí. Me miran y me reconocen. Saben que soy aquel que no soportó tus ataques de celos y tu mal aliento en la mañana. Saben que en una noche especial te regalé ese collar que hoy llevan.
Ellos saben quien soy, y sin embargo siguen de largo, indiferentes. Como si nunca hubiera existído en tu vida y como si tú nunca hubieses arruinado la mía.
En fin, no hay nada que hacer...así son los fantasmas.
Ellos cruzan la calle y vienen hacia mí. Me miran y me reconocen. Saben que soy aquel que no soportó tus ataques de celos y tu mal aliento en la mañana. Saben que en una noche especial te regalé ese collar que hoy llevan.
Ellos saben quien soy, y sin embargo siguen de largo, indiferentes. Como si nunca hubiera existído en tu vida y como si tú nunca hubieses arruinado la mía.
En fin, no hay nada que hacer...así son los fantasmas.