jueves, 13 de diciembre de 2007

entrecasa

Es un dulce movimiento el que producen mi mano y tu cintura....ondulatorio, constante, repetitivo y ni aún así rutinario.
Por momentos, trato de que mis dedos emitan pequeñas presiones sobre tu cuerpo, pequeñas descargas. Cada uno de ellos en diferentes momentos y con diferentes intensidades; como pulsaciones, como latidos. Intermitencias descontinuadas, que solo buscan desconcentrarte y hacerte perder el paso.
Notas mis intenciones y me hechas una mirada, pero luego sonríes. Entonces acerco mis labios a tu oreja y comienzo a contarte aquella anécdota de aquel hombre que bailaba con su mujer canciones de Chet Baker en el living de su casa.
Todo esto...mientras bailamos.

sábado, 1 de diciembre de 2007

aquel vestido negro

Qué me importa que esta noche no sepas que ponerte, de todos modos es lo mismo. Siempre lo es. Te ponés aquel vestido negro que tanto odio. Aquel que te regaló algún ex-"amor de tu vida" con el que cada tanto fantaseas con regresar.
Lo sacás del placard y lo extendés cuidadosamente sobre la cama, lo mirás y pensás en él. Te lo ponés, te observás al espejo y volvés a recordarlo.
Puedo verte desde el baño, a través de reflejo del espejo. Mientras me acomodo la camisa entre los pantalones, te miro; sos tan hermosa como odiosa.
Te miro y pienso en como él te dejó. En cómo tus miserias y tu amor a cuentagotas no le resultaron un negocio rentable y simplemente te abandonó.
No le importó que fueras preciosa, ni que aquel vertido negro te quedara sencillamente perfecto. Simplemente te dejó.
Te quitó de su cabeza de igual manera que esta noche deseo que te quites ese odioso vestido negro.