jueves, 10 de julio de 2008

un buen pensamiento

Cada vez te recuerdo menos. Me cuesta imaginarte. De a poco las paredes de mi cabeza te van diluyendo, hasta que finalmente me olvide de cómo era tu cara. Y definitivamente voy a pasar todo esto a retiro.
Para peor de las cosas, la chica que se parecía a vos se cortó el pelo y ya no puedo jugar a recordarte; a sentir ese instante explosivo en que mi cabeza creía verte, para esbozar una sonrisa y, de nuevo, caer en que solo se trata de simples parecidos.
Aún, a veces cuando la miro de espaldas, hago el esfuerzo y me trae a la memoria el invierno en el que tenías esos aros grandes. Esos que solían hacer tanto ruido cuando se caían al suelo. Eran sumamente delatores y teníamos que tomar todos los recaudos. Ella usa aros parecidos.
Pero ustedes ya no se parecen, y ese gesto o manera de mover la mano y de correrse el pelo que encontraba similar ya no está más. Simplemente desapareció, así como desaparecieron tus aros.
Me he planteado si esto no es una ocurrencia mía o alguna clase de estupidez mental y finalmente llegué a la conclusión de que nunca exististe. De que nunca compartimos nada.
De que te inventé un invierno. Por qué no, ahí donde las paredes de la cabeza fabrican pensamientos.

detalle

Filoso. Tenso. Su maxilar.
Cómo se definía su cara, resaltando sus pómulos, fabricando elegancia. Acompañando lo jovial en la mirada.
Delimitante. Seccionador. Su maxilar.
Estilizando su cuello, volviéndolo eterno, inalcanzable. Un mero detalle que resiste en mi cabeza.
Londres. París. Su maxilar.
Cuánto paisaje.

lunes, 7 de julio de 2008

sinceramente

Acá estoy, sentado otra vez en la pequeña sala donde todo sucede. Apenas si queda aire para respirar que no sea humo de cigarro. El vaso de vino y el cenicero como únicos espectadores de la monumental tragedy que mi vida protagoniza. No pienso tomarme las cenizas, no esta noche, ni al menos por estos días. Quiero estar despejado, limpio, entero para lo que puede llegar a venir...de seguro nada bueno, nada como tus besos, ni tus miradas con signos de preguntas balanceándose en tu nariz. Nada como tus misteriosos lunares. Nada como tus preguntas estúpidas.
Pongo algo de música para que seamos algunos más en la sala. Me imagino a un par bailando en la punta y a otros dos conversando detrás mio; pasan un buen rato.
Esta película me da asco o fobia, o algo así, y siento que algo me invade por dentro, al rato me doy cuenta que me equivoqué, solo son ganas de cagar...de cagar esta situación. Irremediablemente me veo obligado a cerrar mi esfínter como la bóbeda de un banco suizo. No me puedo levantar.
En el extremo veo que la foto de Carlos me mira y he dice:
_ Oye hijo. Que les den por culo! Tu concentrate en vivir, en escribir y en coger!
(“que les den por culo”...traducciones de mierda)
Levanto el vaso a su salud, pero ya no me mira, está absorto en sus problemas. Él con los suyos y yo con los mios...y mis cenizas. Las coloco en fila y me las mando. Me prometí no hacerlo, pero que tanto, me prometí tantas cosas.
Romper las promesas es casi una obligación que uno asume al hacerlas, de lo contrario nadie debería prometer nada, sino actuar y ya!.
El cuarto esta sofocando mis ganas de escribir y ya no pienso con claridad. Decido que ya es demasiado por hoy. Me termino el vino directo de la botella.
Hoy no fue una buena jornada. Esto que escribí es una mierda.