Llegó como llegan todas las pestes.
Se te meten por la nariz. Te dan ganas de toser y en ocasiones fiebre. Fiebre de la buena; de la que te hace transpirar las sábanas y doler hasta los dientes. Fiebre de la que te pone boludo y te hace salir de la cama para volver a agarrarla más tarde, pidiendo perdón por todas las cagadas que te mandaste en tu vida.
La peste llegó. Mejor quedarse en casa.
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