lunes, 10 de marzo de 2008

cerveza fría

Había poca gente cuando entré al bar. No buscaba a nadie en particular, simplemente quería alguna charla desinteresada y un vaso de cerveza fría. No quería que aparezcas, sino algo de compañía y un vaso de cerveza fría.
Sabías dónde encontrarme, y ahora estás frente a mi; vestida como siempre, oliendo como siempre, irritada como siempre...hermosa, como siempre.
Tus reproches comienzan haciendo un recorrido por las goteras de la casa, luego por el mecánico del auto, siguen con el colegio de los chicos y derivan hacia el veterinario y el perro. Tu voz acompaña, con un tono firme y autoritario, a tu terrible cara de culo. Sin duda me estas retando.
En el bar, los de siempre, miran la escena pero no se perturban.
Los reproches te hacen ver mal y te forman arrugas en la frente; un montón de líneas paralelas sobre tus cejas, que quedarán para el resto de los días, como marcas de nuestra relación. Como cicatrices.
Aún estás parada, pero ahora en silencio. Agitada, respirando fuerte. Mirando el piso, exhausta.
Me levanto y te ayudo a sacarte el abrigo, te sentás. Apoyás los codos sobre la mesa y la cabeza en tus manos. Estas nerviosa. El problema no son ni las goteras, ni el auto, ni el colegio de los chicos, ni el perro.
Te abrazo y te pido algo de tomar. Esa tarde acordamos el divorcio.

1 comentario:

Carla Florencia Chaves dijo...

Buenas,ando de paseo por el mundo de Hank y choco el vaso de su cerveza fría con mi vaso de coca cola helada en el brindis de la buenaventuranza jeje. Saludotes!! hermionelamaga
pd: karinaaaa, karinaaaa jaja. Adio