En su nariz hace equilibrio mi vista mientras habla. Bonita, perfecta...así es su nariz.
Por momentos, escuchaba todo lo que decía. Todas las cosas que quería ver, hacer y experimentar. Eran muchas cosas, todas juntas y desordenadas. Todas lejos del país; lejos de los buenos y malos recuerdos.
Volví a centrarme en su cara. En su boca y en sus dientes blancos. Estos, siempre visibles, como si tuviese una sonrisa perpetua...una hermosa sonrisa que por momentos intentaba ocultar y que, al querer hacerlo, solo lograba arrugar sus labios formando una trompa.
Fingía fastidio.
Por momentos, escuchaba todo lo que decía. Todas las cosas que quería ver, hacer y experimentar. Eran muchas cosas, todas juntas y desordenadas. Todas lejos del país; lejos de los buenos y malos recuerdos.
Volví a centrarme en su cara. En su boca y en sus dientes blancos. Estos, siempre visibles, como si tuviese una sonrisa perpetua...una hermosa sonrisa que por momentos intentaba ocultar y que, al querer hacerlo, solo lograba arrugar sus labios formando una trompa.
Fingía fastidio.
Ella no era tonta y miraba cómo mis ojos recorrían su cara. Un free-tour por aquella arquitectura non familiar, en la que encontraba gesticulaciones que me resultaban simpáticas como simple observador.
Ella era algo sencillamente hermoso de ver.
Ella era algo sencillamente hermoso de ver.
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