martes, 25 de septiembre de 2007

histérica

Todo era diferente en ella; su piel, su aliento. Al tocarla mis dedos parecían rayarla, y al hacerlo, reía con picardía pidiéndome que me detenga, como si en el fondo realmente quisiera que nunca dejara de hacerlo.
Era un artefacto interesante producto de la naturaleza, tirada en mi cama. Su inmensa boca desgarraba mi almohada, mientras que sus pelos marrones y ojos color café gemían al compás de las caderas. Ella era un hermoso e histérico artefacto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿ . . . . . . . . . . . .

-Si te amara... qué sería?
-Una orgía!
-Y si él te amara?
Sería
todo rituario, pero menos dulce.

Vallejo dixit.